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vol 17 • 2014

ES

DE LOS GAS/DES A LOS HUERTOS COLECTIVOS. Procesos participados y formas de anti-capitalismo urbano

Michele Bottari

Traducción: Loris Viviani

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“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”

Eduardo Galeano, Memoria del fuego

1. Del consumo crítico a los Grupos de Compra Solidaria

Allí está la política: en el supermercado! La tenemos en el carro de la compra, allí vamos a votar todas las mañanas, es allí donde votamos![1]. Palabras gritadas por un señor sobrepeso, de barba gris, sudado y alterado, en uno de sus eventos, a mitad de camino entre el espectáculo cómico y la campaña política.

Estamos hablando de Beppe Grillo [2]. Hasta sólo unos años pocos hubieran dado algo por este personaje, sin embargo, este señor representa, en el bien como en el mal, la única novedad en la política italiana de los últimos años.

No nos adentraremos en las fuerzas y debilidades de su Movimiento 5 stelle ya que no es nuestra tarea. Por el momento será suficiente nombrar, entre sus pilares incuestionables, la habilidad en recoger (y mezclar en un revuelto) lo mejor de los movimientos revolucionarios más auténticos de nuestro tiempo: los comités en oposición a las incineradoras, el movimiento no-TAV (Trenes Alta Velocidad), los comité contra el consumo del territorio, los a favor del ahorro energético, para el agua pública, para el cuidado de la tierra y del km-cero.

El movimiento de los Grupos de Compra Solidaria(desde ahora GAS, el acrónimo italiano de Grupos de Compra Solidaria - Gruppi di Acquisto Solidario), es indudablemente uno de éstos. Nacido en 1994 en Fidenza, recogió de Consumo Crítico [3] el valor político de la compra, pero distinguiéndose desde el principio por una mayor análisis y profundidad, mejorando los groseros eslóganes tomados del mismo Consumo Crítico.

Un ejemplo, la frase anterior es simbólica por su ingenuidad ya que el supermercado, que para Grillo debería ser el ámbito en el que se desarrolla la nueva política es, al contrario, la herramienta con la que el consumismo vehícula y difunde sus propios desvalores. Para poder ejercer un acción política digna de este nombre, el consumador crítico ni debería entrar en un supermercado. Cada compra hecha en estos lugares subscribe la política de la Gran Distribución Organizada (GDO desde ahora), hecha de explotación, masificación, apropiación de la identidad, política salvaje de precios y marketing.

La acción crítica al interior del abanico de productos y precios impuesto por la GDO tiene un valor político prácticamente igual a cero, ya que se concretaría de todas maneras en el apoyo a un productor que, por necesidad o elección, decidió secundar la estrategia del gigante.

Sin embargo, la acción crítica fuera y en contra del supermercado no está al alcance de todos los ciudadanos: requiere organización, una red de relaciones que llegue al productor y atestigüe su adhesión a ciertos valores (justicia social, respeto de la tierra, producción local y equidad), un almacén, un sistema de recogida de pedidos, de logística, de pago.

Este es el papel que, de forma autónoma, cada GAS ha asumido, ajustando su propia estructura a las exigencias locales, y poniendo las bases para un fuerte crecimiento que, sin embargo, en estos últimos años se ha parado de forma improvisa y misteriosa.

En las próximas paginas mostraremos porqué el movimiento de los GAS ha representado un giro político, cuales son sus puntos fuertes, cuales sus debilidades, y acabaremos con el examen de los grupos de auto-producción desde una perspectiva de superación de los limites de los GAS.

2. La fuerza de los GAS – el amanecer de una revolución no violenta?

2.1 Las relaciones

Los GAS nacen en contraposición a la lógica mercantil de la gran distribución. En esta comunidad de ideales las personas encuentran ocasiones de relación tanto dentro cuanto fuera del grupo.

Gran parte del éxito de los GAS se debe de hecho a que todos los actores involucrados puedan participar a una red de relaciones satisfactoria, con personas que comparten los mismos valores, comprometidas en la construcción colectiva de algo.

Los participantes se ayudan mutuamente y se dividen las tareas necesarias a la gestión de la compra, retomando el principio de asistencia mutua que guió el nacimiento del movimiento cooperativo. Además, comprar a través de los GAS sitúa todos los que adhieren en la condición de conocer el productor y sus condiciones de trabajo.

De esta forma se realiza la re-estructuración del vínculo con la tierra, en este caso con el productor, un vínculo roto desde los tiempos de la revolución industrial, cuando se realizó la separación entre la agricultura y la industria, entre el campo y la ciudad.

Gracias a los GAS, también los que viven en la ciudad pueden “volver a encontrar un rostro, una historia, una relación con quines producen la comida diaria. Establecer el contacto con un productor significa de esta forma darle cara al producto, reencontrar el origen y comprobar su calidad” [4].

2.2 La biodiversidad

La biodiversidad está en el código genético de los GAS [5]: cada grupo tiene sus características desde el punto de vista organizativo. Aunque siga los mismos principios, las formas en que los grupos se estructuran pueden variar mucho según las exigencias y las historias de cada uno. Esta dinámica es una fuerza ya que permite la integración de experiencias muy diversas.

El compromiso común es la repartición de las responsabilidades de cada producto, de modo que la logística no apoye sobre nadie en particular y los demás no sean solo clientes, sino que ésta sea solidariamente compartida entre todos. Sucesivamente veremos como éste sea uno de los temas centrales.

Las diferencias entre los GAS se refieren a veces al origen: algunos nacen al interior de las iglesias, otros en las secciones de partidos de inspiración marxista, o de todos modos de centro/izquierda, otros en asociaciones de voluntariado, de cualquier tipo, o también en simples grupos de amigos.

Los GAS se diferencian también por el enfoque: existen GAS integristas (gran atención a los valores sociales del productor y toda la compra se realiza a través del GAS), otros más suaves que buscan productos “buenos, justos y limpios” sin el objetivo de eliminar la GDO de sus vidas. Cada uno puede buscar el GAS más cercano a su casa o el que más se parezca a su forma de pensar. Los productos y los criterios de compra varían según GAS en relación a la tipología de estos.

Los GAS son biodiversos también en la forma jurídica. La mayoría de éstos son grupos sin los requisitos exigidos por la ley, sin ninguna jerarquía y formalidad, pero existen también como asociación, con su presidente y consejo directivo, elecciones etc.

2.3 La estructura reticular

Otro fundamental punto de fuerza de los GAS reside en su interacción. En Verona, por ejemplo, cada GAS establece por sí mismo su propia organización y estructura, sin embargo, todos, quien más y quien menos, reconocen algún tipo de papel al coordinamiento provincial que, en el respeto de las peculiaridades locales, organiza las compras más complicadas o en cantidad, y las iniciativas comunes. El mismo tipo de delega informal es otorgada por los coordinamientos provinciales (cuando éstos existen) al coordinamiento nacional que, a su vez, participa a la red de los distritos de economía solidaria.

Ausencia de jerarquía, coordinamientos a nivel provincial y nacional, continua elaboración política y social, vuelven esta estructura extremadamente resiliente y en mutación continúa. Está claro que los organismos que se sitúan en las diferentes cumbres no tienen ninguna delega para acciones políticas, y de todas formas nadie ha sentido nunca necesidad de estas acciones. Más bien, cuando la política (partidos o instituciones) han querido reconocer a los GAS y buscar su reconocimiento, las respuestas han sido siempre rechazos corteses.

2.4 La explosión numérica

A raíz de estas características el fenómeno, que por todos los años '90 ha sido numéricamente irrelevante, ha manifestado en los primeros diez años del nuevo milenio el crecimiento exponencial típico de los fenómenos biológicos y sociales: antes gradual, después improviso. En pocos meses, en una provincia como la de Verona, el numero de los GAS ha pasado desde las pocas unidades a treinta y más.

Números que, asociados a sus características flexibles y reestructurantes, han llevado muchos observadores, incluyendo el que escribe, a tachar el fenómeno de milagroso. Parecían existir las premisas para una autentica revolución anti-capitalista. Pacifica, no violenta, pero siempre una revolución.

Sin embargo, este crecimiento increíble se ha ido apagando desde 2010, hasta detenerse casi del todo, estableciéndose en la actualidad, en el ejemplo de Verona, muy por debajo de las cuarenta unidades, con evidentes situaciones de crisis al interior de cada GAS, tanto en sentido numérico cuanto en calidad y cantidad de participación de los miembros.

En la provincia de Verona, para ofrecer algún dato, hablamos de más o menos 1000 familias, sobre una población de más de un millón de personas. Con una media de tres personas por familia, el dato enfoca un fenómeno que, después de haber alcanzado con dificultades un 3 por mil, se ha bloqueado de forma improvisa. Los datos tiene confirmación también a nivel nacional, aunque el fenómeno puede leerse de formas contrastantes, a menudo según mistificaciones de naturaleza política, en el peor sentido del termino.

3. La debilidad de los GAS – el fracaso de una revolución no-violenta

Como se ha dicho, el increíble crecimiento del sistema GAS, después años de incremento exponencial, se ha parado de forma improvisa en coincidencia con la gran crisis del modelo neo-liberal empezada alrededor de 2009 y todavía en curso, mientras todos los observadores y operadores esperaban, al contrario, un movimiento anti-cíclico en relación a aquello del sistema económico.

Se pensaba que la crisis del neoliberalismo hubiera hecho emerger distintas formas de crear redes, mostrando los lados positivos, y constituyendo una alternativa convincente a la economía del egoísmo, de la competitividad y del darwinismo social.

Así no ha sido, al contrario: con los primeros golpes de la crisis, el entusiasmo para la economía solidaria se ha debilitado. Como si la enfermedad del organismo anfitrión (el capitalismo) hubiese afectado aún más fuerte el organismo huésped (los GAS), en lugar de favorecerlo.

Nos hemos preguntado porqué. Sucesivamente queremos esbozar algunas respuestas.

3.1 Fin utópico: la masa critica

En 2010, después del éxito de la edición anterior, el coordinamiento InterGAS de Verona organizó la fiesta provincial de los GAS. Con una gran sorpresa, los organizadores constataron que aquel año la participación había sido, usando un eufemismo, muy limitada. Sobre mil familias involucradas hubo poco más de veinte presencias, ni todas directamente relacionadas a los GAS de Verona. Sin embargo, la cosa más sorprendente en absoluto fue que el argumento de conversación en la mesa redonda, organizada en lugar de las muchas actividades que quedaron desiertas, se centró en la llamada 'masa crítica' y las formas para alcanzarla. Escuchar hablar de grandes números un grupo de personas que hubiera cabido en una clase de secundaria ha sido sin lugar a duda una experiencia curiosa.

La horrorosa locución masa crítica deriva de la física nuclear y define la cantidad de material fisible necesario para que una reacción nuclear a cadena pueda auto-sustentarse. En el mundo de los GAS se refiere al umbral de participantes a la red por encima del cual las reacciones positivas (o sea la adquisición de nuevos participantes) superan las negativas (los abandonos fisiológicos), desencadenando la automática deflagración (para quedarnos en la metáfora nuclear) del fenómeno GAS al interior de la economía convencional. El sistema GAS, desde aquel momento, sería destinado a crecer de forma autónoma, remplazando el sistema dominante.

No es posible saber cual ha sido el complicado mecanismo cerebral colectivo que convenció el núcleo duro de los GAS que:

  • exista una masa crítica en el fenómeno GAS;
  • sea posible alcanzarla;
  • sea oportuno intentar alcanzarla con cualquier medio.

En realidad, es probable que esta aspiración un poco bélica esté determinada por dos sentimientos: la insatisfacción y la frustración. Por un lado, podemos afirmar que el simple ritual de la compra colectiva no sea, para muchos miembros de los GAS, satisfactorio en sí: comer cosas buenas, saludables, respetuosas de la tierra no sea suficiente. Tampoco es suficiente la construcción de aquel sistema de relaciones del que hablábamos antes, el apoyo mutuo, la asociación rostro-producto, etc.

Por el otro, constatar que este simple acto de por sí no logra meter en crisis el sistema social dominante genera frustración. En el listado de debate de la red nacional de los GAS se puede leer: “después de 15 años la idea de economía solidaria ha llevado a la creación de solo 2000 GAS en Italia: preguntémonos cuantos centros comerciales han surgido en el mismo intervalo de tiempo” y cuantas personas, adjuntamos nosotros, cada uno de éstos haya involucrado en un modelo económico loco e insostenible. Estamos hablando de números muy superiores al tres por mil logrado laboriosamente por los GAS.

Juntar una veintena de personas heterogéneas, encontrar una linea común de acción, buscar productores locales, honestos y virtuosos y organizar compras es extremadamente complicado. Sin embargo, estas prácticas son gotas en el mar de la economía de la competitividad y de la explotación: si no son satisfactorias de por si por los que las hacen, generan frustración.

3.2 Afiliación débil

Hemos dicho anteriormente como la heterogeneidad de los miembros de los GAS sea una riqueza más que un limite. La mayoría de los GAS italianos goza sin duda de esta riqueza: de hecho atañe católicos y marxistas (y a menudo las dos características coinciden), autónomos y obreros, pequeños emprendedores y sindicalistas, renziani e grillini. Verona, además, es una de las pocas realidades territoriales que puede presumir (es una forma de decir) un GAS de inspiración de extrema derecha.

Pero el mensaje radical llevado adelante por los GAS los vuelve atractivos sobre todo para los participantes a todos aquellos raros movimientos de frontera que caracterizan las sociedad de los últimos años. Así podemos encontrar militantes por el agua publica y todos los bienes comunes, secuaces del decrecimiento feliz y de aquel triste. Hasta aquí ningún problema, evidentemente: se trata e movimientos que no son peligrosos, a menudo conectados de forma armoniosa con las instancias de los GAS.

Otro elemento fuerte es, por ejemplo, el ambiental. Casi todos los miembros están animados por un descontento de tipo ecologista que, a menudo, se sitúa en un orden superior respecto a las reivindicaciones socio-económicas. Pero en la práctica de las compras estas instancias se suavizan, ya que la herramienta utilizada (el grupo de compra) no tiene la fascinación de una manifestación o un piquete y sus efectos están lejos en el espacio y en el tiempo en relación a las instancias locales, como la lucha en contra de una incineradora o una obra pública contaminante.

A menudo en los ganglios de los GAS se encuentran figuras de todo tipo, desde los del señoreaje [6] a las estelas químicas, desde los secuaces de las disciplinas esotéricas a los antroposofos steinerianos, desde los miembros del proyecto Venus de Zeitgeist (gente convencida de que la hiper -tecnología nos salvará) a los practicantes de Reiki. En un listado de debate de los Gas de Verona hemos asistido también a la triste defensa de la política de externa de Putin.

En linea de máxima no hay ningún problema: los GAS son un movimiento transversal a los partidos políticos, a las luchas ecologistas, a las religiones y también a extrañas sectas. Sin embargo, hemos encontrado que, entre estas personas, el sentimiento de afiliación a los GAS es débil, casi siempre se sitúa aun segundo nivel respeto a otros tipos de pertenencia. En práctica, cada una de éstas se siente antes que nada no-incineradora, o steineriana, o pallantiana, zeitgestiana, o putiniana o no se sabe que otra cosa, y solo en un segundo escalón se siente de los GAS.

La razón está clara: se comparten con los otros del GAS pocas horas al mes, las modalidades de acción son sobre todo suaves y no-violentas, pocos GAS organizan reuniones de motivación, y de todas formas el fanatismo, siempre presente en las seudo -sectas, no está en los genes de los GAS.

Este hecho hace que, en el momento en que una familia entra en crisis por problemas de salud o de trabajo, si está obligada a cortar alguna actividad que comporta tiempo y/o dinero, el GAS se encuentra siempre al principio del listado de los recortes.

3.3 La relaciones contraproducentes: el remolque, la jerarquía, la instrumentalización

También por la vertiente de la relaciones, punto fuerte de los GAS, no todo lo que sucede se puede tildar de positivo. A menudo se instauran relaciones enfermas, sobre todo entre los miembros del GAS, que conllevan estrés, en lugar de hacernos la vida más tranquila.

El remolque

El caso típico es el del remolque, o sea la situación donde son sólo pocos miembros del GAS los que desarrollan todas las funciones operativas, desde el transporte de los bienes a su entrega - inclusive después de la división en cestas familiares - desde el cobro de los compradores a el pago de los productores, mientras que la mayoría utiliza el GAS como una tienda, fingiendo ignorar que toda la organización se mantiene por el trabajo no retribuido de los miembros más involucrados.

Adjuntamos que a menudo los elementos más polémicos, que se lamentan por la calidad de los productos o por su precio (siempre caro si comparado con él de los supermercados o peor de las cadenas baratas), se encuentran entre los que no hacen nada para la colectividad. Generalmente se desencadenan interacciones que no vuelven el ambiente ni sereno ni colaborativo: los activistas suelen proteger los productores de las críticas de los 'remolcados', mientras éstos perciben como peligroso o deshonesto la relación entre miembros activos y productores, que en su distorsionada visión económica convencional, aparece como 'una parte contraria' y no como un aliado o un presidio que hay que defender.

El liderazgo

Otro caso de relación enfermiza es aquello de el liderazgo indebido. Los GAS son, normalmente, grupos muy horizontales, cuando no directamente anarquistas (en el sentido noble del termino). Si aparece la situación de remolque de la que hablábamos antes es inevitable un desnivel de poder, por lo menos percibido, sobre todo cuando el líder es una persona sola.

La interacción que surge que puede encontrar resoluciones: sucede que el/los lideres se encuentre/n en una situación de frustración particular, ya que por un lado es obligado a llevar para adelante la mayoría del trabajo y, por el otro, se le acusa al mismo tiempo de acaparar poder.

La solución en ambas situaciones es la división de las responsabilidades a un mayor numero de miembros del GAS, considerando que la horizontalidad tiene de todas formas unos limites fisiológicos. De todos modos no es posible volver a levantar contextos dañados de forma irreparable.

La instrumentalización

Una interacción muy hipócrita y peligrosa para el clima es la instrumentalización, que aparece cuando el GAS es percibido por alguien como un escaño o un trampolín para hacer propaganda y difundir una ideología, una iniciativa o una de las sectas rara esbozadas anteriormente, secundaria aunque sea afín al GAS.

Si las relaciones desembocan en un conflicto insanable se verifica una escisión, con las consecuencias que describiremos sucesivamente.

3.4 Las aportaciones profesionales contraproducentes

Un típico miembro de los GAS es el profesional o emprendedor de éxito. A menudo de renta medio/alta, aún más a menudo insatisfecho con su trabajo, muy crítico hacia el sistema capitalista y sus injusticias.

Frecuentemente no está acostumbrado a una militancia política activa, por eso no tiene experiencia de trabajo en estructuras sin jerarquías, ni un historial de reflexiones, profundizaciones, éxitos y fracasos típicos de esta categoría. Sin embargo es ansioso de aportar a este movimiento sus propias competencias profesionales, a menudo importantes, pero en igual medida especializadas e inútiles para la causa.

Así los GAS se encuentran invadidos por multitudes de abogados, diseñadores gráficos, publicistas, emprendedores, contables, arquitectos, etc. Cada uno de éstos en pocos instantes se hace una idea clara de la situación y de sus carencias que, mira por donde, coinciden con su ámbito de conocimiento, y cree poder aplicar sus propias competencias, adquiridas en territorio enemigo, al interior de los movimientos sociales.

Todo fluye bien hasta que se realizan operaciones secundarias y no dañinas, como el logotipo del GAS, los panfletos para una iniciativa, un sistema de cobros/pagos complicado pero eficaz: estas colaboraciones son útiles aunque sólo sea por el ambiente colaborativo que contribuyen a crear.

Las cosas se complican cuando estas competencias influyen los fundamentos estratégicos del GAS. Es por ejemplo el caso del abogado/contable que ejerce presiones para adoptar una forma jurídica complicada pero no adecuada, o él del emprendedor que impone practicas parecidas a las empresariales, como grupos de trabajo jerárquicos, reuniones de motivación, coaching, presupuesto y objetivos.

Es también típico el caso de los especialistas de la comunicación [7] que presionan para que las diferentes redes de los GAS locales, provinciales, regionales y nacional adopten las técnicas de persuasión de la peor publicidad. Todo esto expone a la desnaturalización de un grupo evidentemente nacido con objetivos ajenos al beneficio.

3.5 El gigantismo y la hiper -fragmentación

Si preguntáis a un miembro de los GAS cual es el numero ideal de familia para un GAS, la respuesta que tendréis siempre es veinte. Este numero está confirmado en las opiniones de los GAS de Verona, pero la misma sensación está compartida en toda Italia. No se comprenden las causas técnicas de este valor, no obstante se puede contar sobre una misma visión.

Sin embargo, es curioso notar que en la realidad de los hechos muy pocos GAS tienen un numero cercano a las veinte familias. La razón es que en muchos GAS hay más o menos veinte participantes activos, y muchos más son los remolcados, así las relaciones positivas se instauran entre la veintena de personas que se frecuentan, mientras las demás se ignoran tranquilamente.

Además, a menudo un GAS muy grande está fraccionado en unidades locales más pequeñas o en grupos temáticos, de forma que la mayoría de las interacciones se realice entre grupos de una veintena de personas, dejando pocas decisiones a las reuniones plenarias, muchas veces a través del mecanismo de la delega.

Sin embargo, otras veces se presentan dos eventos desviadores: el gigantismo y la micro-fragmentación. El primero se presenta cuando los conceptos de masa crítica y de economía de escala toman el poder y convences a los miembros que las grandes dimensiones sean una buena solución.

Ya hemos hablado de masa crítica. La economía de escala, el fundamento del capitalismo, se basa en el concepto de que muchas operaciones tienen un gasto y, con el aumento de la escala de las operaciones, estos gastos se reparten más e inciden cada vez menos sobre las unidades.

Almacenes más grandes, una logística más racional, personas que trabajan a mitad jornada o completa, un sueldo regular, son las consecuencias directas de este planteamiento. Esta racionalización económicas e alcanza a menudo en detrimento de las relaciones humanas, pero con la convicción de perseguir un objetivo superior.

El cumplimiento de este recorrido lleva a la creación de una empresa, generalmente una cooperativa, que flanquea la actividad del GAS o se vuelve su misma esencia. Sin embargo, con el tiempo, a menudo, la lógica económica toma el poder y se vuelve una justificación en sí: hay que pagar los sueldos y las facturas. En estas condiciones todos los objetivos del GAS, menos la masa crítica, pasan en segundo plano.

Evidentemente, utilizando la artimaña del la división en pequeños grupos, también los GAS de gran tamaño pueden encontrar una cierta estabilidad. En este caso la diferencia entre un gran GAS dividido en pequeños grupos y algunos GAS chicos reunidos en una coordinación provincial es muy sutil, y a menudo se refiere no más al nombre.

El caso al otro extremo es el de la fragmentación que se realiza después de conflictos sobre todo personales. A menudo un GAS se reproduce por gemación, por qué el numero de los participantes se está volviendo excesivo, pero se considera un evento virtuoso.

Pero cuando se fracciona a razón de un conflicto, empieza con dificultades casi de forma inmediata. La herida debida al conflicto se percibe y el aumento de la carga de trabajo debida a la reducción de los voluntarios es notable. A ésto se adjunta la dificultad de alcanzar los pedidos mínimos con algunos productores. El paso posterior es la extinción.

En la realidad de Verona no se ha realizado nunca un episodio de gigantismo, mientras los de la micro- fragmentción, con sucesiva desaparición, se han presentado desgraciadamente a menudo.

3.6 Edad y censo: limites a las ganas de cambio

Puede que el mayor limite del movimiento de los GAS sea él de no ser verdaderamente popular y al alcance de todas las categorías sociales. Lamentablemente se trata de un limite estructural, además de cultural: el “sistema supermercado”, precisamente porque basado en la explotación de la tierra, del trabajo, de las economías de escala y de las empresas, precisamente porque responde al “modelo ciudad”, es intrínsecamente eficiente, y no existe una modalidad ética para alcanzar esos niveles de precios, por cuantos intermediarios se logren saltar.

Por la particularidad de la organización de la compra, la relación calidad/precio de los productos comprados en el GAS es muy conveniente, pero el valor absoluto de los precios es medio/alto. Así que la gran mayoría de los miembros pertenece a las categorías de renta medio/altas [8].

No se trata sólo de una cuestión económica: existen familias de rentas reducidas que hacen sacrificios para comprar a través del GAS. Sin embargo, se trata de personas de cultura elevada que han tenido tiempo y forma de profundizar las temáticas éticas del grupo. Las clases más bajas, también cuando alcanzan rentas consistentes, generalmente tienden a privilegiar compras tecnológicas y que reafirmen el nuevo estatus de referencia, como coches y smartphone, manteniendo inalterado el bajo nivel cualitativo y ético de sus compras alimentarias.

Una consecuencia de todo esto es la casi total ausencia de los jóvenes. Nivel económico/cultural elevado y edad media alta conllevan de forma inevitable a un ambiente de tendencia conservador, aunque muchos de los miembros tengan una historia personal de militancia. Es necesario leer la crisis de los GAS también en esta perspectiva.

4. La respuesta del capitalismo: la homeostasis

El sistema-GAS, como hemos dicho, nace desde el rechazo de las prácticas típicas del sistema capitalista, como la injusticia social, la explotación, la masificación, el consumismo. Es licito, entonces, esperar por parte del sistema social dominante una reacción a las prácticas del GAS.

El sistema no es un bloque monolítico, un ser viviente dotado de voluntad propia. Ni está sustentado por una oligarquía que pueda decidir para toda la humanidad. Por estas razones su reacción no será la que se espera de un ser dotado de inteligencia. Más bien, se puede considerar como un sistema complejo, por lo tanto su acción será de tipo homeostático.

La homeostasis es la tendencia fisiológica de un sistema complejo para alcanzar una relativa estabilidad de sus fuerzas internas. Una especie de equilibrio dinámico, o sea que pueda mantenerse en el tiempo, aunque varíen las condiciones externas, a través de precisos mecanismos auto reguladores.

La historia está llena de revoluciones absorbidas por el sistema, y no sirve recordar como Eskimo y Clark's, prendas utilizadas en ámbitos contestatarios en los años '60 y '70 del siglo pasado, se hayan vuelto en poco tiempo objetos de moda y negocios.

La reacción homeostática más eficaz al fenómeno GAS es seguramente la mistificación [9], o sea la deformación de las prácticas y del mensaje de los GAS, para poderlos reproducir a los ojos del público superficial. Nadie urde las varias acciones de mistificación con malas intenciones, son una reacción sistémica.

Frente a las solicitaciones de los GAS el sistema cambia, y asume características similares a las de su agresor, realizando modificaciones que lo llevan hasta el limite sin perder sus características basilares, que son la globalización, la maximización de los consumos, la centralidad del marketing [10].

Un caso de homeostasis fracasado fue aquel de una gran empresa productora de alimentos de fruta que hace un tiempo intentó acercarse a los GAS de Verona. La empresa estaba convencida de ofrecer un producto natural, adecuado a los GAS, sólo porqué se movía en el sector agro-industrial, sic et simpliciter. De esta forma algunos emprendedores se presentaron en corbata y traje a la coordinadora InterGAS, llevando consigo sus powerpoints. Se quedaron estupefactos de la frialdad de la acogida.

El confronto fue, en algunas formas, embarazoso: “Trabajáis con fruta ecológica?” “No”. “Tenéis criterios mínimos de respeto de la tierra para vuestros proveedores?” “No”. “Habéis identificado un precio justo para compensar vuestros productores?” “No”. “Gracias y hasta luego”.

Todavía hoy en día los emprendenores se están preguntando cual fue el problema de sus powerpoints.

Esta iniciativa fracasó porqué la empresa de zumos de fruta cometió el error de dirigirse directamente a los GAS [11]. La empresa sobrestimó el fenómeno desde el punto de vista cuantitativo (como dijimos, los GAS en Italia aglutinan más o menos el tres por mil de la población) pero también se sobrestimó a si misma, pensando que la naturaleza de su propuesta fuera suficiente para conquistar un nicho del mercado tan radical.

Sin embargo, en otros casos la reacción homeostática tuvo éxitos enormes, cuando las empresas, en lugar de enfocar directamente los GAS, han imitado de forma superficial la actitud, conquistando las personas ajenas a éstos, pero que se situaban en la faja inmediatamente cercana, todavía sensible a las temáticas socio-ambientales, mucho más numerosa y meno protegidas intelectualmente, entonces más incline a dejarse engañar.

Por ejemplo, si se reducen las motivaciones de los GAS al ahorro económico, tenemos Groupon, la pagina web dedicada a los grupos de compra, que permite acceder a las personas inscritas a ofertas y descuentos de empresas locales o nacionales. Se trata de una replica banal de los aspectos peores del comercio online, pero con el concepto del “grupo de compra”, y quienes no conocen un GAS desde dentro, puede confundir las dos cosas y caer en la trampa.

Otro ejemplo son los mercados a km-cero de los Coldiretti(la principal organización de emprendedores agrícolas en Italia. NdT). Gracias a los GAS los consumidores han tomado más conciencia del recorrido que cumple el producto antes de llegar al plato.

De esta forma, la organización agrícola más potente se adueña de las palabras mágicas kilómetros y cero, y esto es suficiente para atraer un montón de amantes de la naturaleza. No importa si los agricultores directos italianos sean rehenes de las multinacionales de la química y de las semillas OGM registradas, y entonces sus productos sean lo más lejano posible de la naturaleza: el resultado en términos de imagen y ganancia ha sido alcanzado.

A la luz del concepto de homeostasis es posible comprender porqué los GAS paralizaron su crecimiento y sobretodo porqué fracasaron en representar una alternativa al capitalismo.

Su tentativa de replicar las modalidades del sistema social dominante, pero declinadas en perspectiva crítica, de forma suave y desde abajo, no está exente de fascinación. Sin embargo, este tipo de acción, en el momento en que salió a la luz, cebó una retracción homeostática, representada sobretodo por la imitación y la mistificación. Está claro que el sistema dominante posee mil vertientes que pueden presentarse al público diciendo “yo soy natural”, “yo soy respetuoso” etc., y el sistema GAS aparece como una entre muchas propuestas. De esta forma ha sido totalmente neutralizado. Ni podrá optar por un crecimiento indefinido, ya que sus características innatas reducen mucho sus capacidades de crecimiento.

Para imponerse a un sistema complejo como el capitalista es necesario evitar desencadenar la homeostasis. Esto comporta la creación de un sistema alternativo que vuelva el sistema inútil vigente, y que, como tal se desmorone “suavemente”, sin tener conciencia de que suceda. En relación a este punto queremos introducir el concepto de huerto colectivo.

5. La rebelión suave del huerto colectivo

Los huertos colectivos representan lugares, en la mayoría de los casos, en ciudades, donde las personas practican más allá del concepto de propriedad privada, huertos donde no existe una partición en partes para una sola persona, si no todo el grupo que se dedica a la cultivación comparte todas las fases de trabajo de todo el huerto [12].

El concepto de huerto colectivo difiere profundamente de los huertos parcelados que muchos ayuntamientos conceden generalmente a los jubilados. Éstos replican en pequeña escala los comportamientos típicos del capitalismo, como la propriedad privada, el ejercicio exclusivo, la competición.

En los huertos colectivos las reglas de convivencia, de división del trabajo, la estructura horizontal y la autogestión son las mismas que caracterizan los GAS. No es extraño que a menudo estas experiencias nazcan al interior de los mismos GAS.

Desde el punto de vista social, los huertos colectivos representan la evolución del grupo de compra, conjugando la aspiración de un retorno a la tierra con la experimentación de nuevas formas de colaboración para superar el individualismo desenfrenado típico del sistema social dominante.

Sin embargo el huerto colectivo representa algo más. La lógica del GAS es la de utilizar los mecanismos del capitalismo para premiar aquellas realidades más virtuosas. Se trata así de dirigir un flujo de dinero en una especifica dirección más que en otra, en este caso hacia un productor conocido y reconocido más que un supermercado.

Pero en las compras solidarias se utilizan las herramientas del dinero y de la compra, tomados integralmente de la economía convencional. Además los flujos de dinero proceden, en la casi totalidad, de la economía convencional: casi todos los miembros de los GAS trabajan fuera de la red de las economías diversas, a menudo en las multinacionales y en los sectores más sujetos a críticas, como bancos, seguros, GDO, farmacéuticas, etc.

En este ámbito, el empuje revolucionario de los GAS se encuentra reducido a la interceptación de una parte de los flujos financieros que alimentan la economía globalizada, y su desviación hacia la red de la economía-otra, aquella compuesta por las pequeñas empresas agrícolas ecológicas, las tiendas de comercio justo, las pequeñas empresas éticas de transformados.

También alcanzando la llamada 'masa crítica', se creería de todas formas un tipo de economía estrechamente dependiente de los flujos de dinero que llegarían desde el sistema dominante. Esta la razón de su extrema sensibilidad a la reacción homeostática que, como vimos, puede neutralizar el sistema-GAS.

Los huertos colectivos, en cambio, tienen un contenido económico parcial y, sin embargo, revolucionario. Parcial porqué nadie pretende vivir exclusivamente gracias a ellos [13]: quedan muchos ámbitos que requieren intercambios de dinero, como los servicios de comunicación, alquileres, hipotecas, agua, energía …

Revolucionario porqué sale de los intercambios monetarios, y esto significa salir de la economía capitalista. Significa salir del sistema fiscal, de las estadísticas que alimentan la publicidad, de la contabilidad nacional (y así del calculo del PIB), de las reglas que no están escrita y, a veces, también de las escritas.

Se parece a aquel tipo de economía que antes se llamaba 'buscarse la vida', y que todavía hoy es extendida en muchos países de América Latina con el nombre de 'economía popular'. Una economía pobre, pero no necesariamente frustrante, sobretodo cuando es el fruto de una decisión consciente.

Con estas premisas es difícil imaginar la reacción homeostática del sistema dominante. La acción de los huertos colectivos no es aquella que busca la creación de un sistema económico alternativo al capitalismo, si no substraerse a la realidad imperante, a través de un modelo diferente de colaboración entre las personas.

Quienes cultivan de forma colectivas micro-huertos de subsistencia no se pone en contra del sistema, sino que se substrae a éste. Esta invisibilidad impide una reacción homeostática, ya que no se ha visto alterado ningún equilibrio dado.

De todos modos, este sistema promete heredar todas las características positivas de los GAS, o sea las relaciones, la biodiversidad, la estructura horizontal y la organización en red, pero sobre todo no parece estar sujeto a sus debilidades.

6. La fuerza de los huertos colectivo

6.1 Las relaciones

Los horticultores colectivos se unen por el deseo de experimentar el trabajo colectivo, la colaboración en lugar de la competición. En las primeras experiencias en Verona se encontraban personas sonrientes y disponibles a compartir un proyecto y un trabajo común aunque no se conocieran. Es presumible que el aspecto social sea mayor respecto al económico y del trabajo, aunque no tengamos datos en merito.

6.2 La biodiversidad

A menudo se adoptan técnicas de cultivo lo más cercanas posible a los equilibrios naturales, tomando inspiración a la permacultura, a la agricultura sinérgica o aquella natural de Masanobu Fukuoka, pero aquí también, como en los GAS, las elecciones varían mucho de huerto a huerto. Así como varían las formas de agregación y las modalidades de adquisición de los terrenos: compra, alquiler, comodato, contratos con instituciones públicas, ocupación de espacios baldíos en las ciudades o en las periferias.

La estructura horizontal y la organización en red son otras características tomadas de los GAS: los huertos tienden a no tener jefes y a una coordinación a nivel local en forma de red.

Es probable que la difusión del huerto colectivo, sobre todo por lo que se refiere a Verona, esté todavía muy joven, por lo menos en esta forma parecida los GAS. Así que no existe un abanico completo que permita un análisis profunda.

Sin embargo, hay que decir que las primeras experiencias parecen mostrar de forma clara que el sistema-huerto-colectivo no sufre de las debilidades estructurales que han impedido a los GAS expresar toda su potencialidad, de las que hemos hablado anteriormente y de las que podemos resumir en un fin utópico, una afiliación débil, en algunas relaciones y aportaciones profesionales contraproducentes, en problemas de dimensiones y en la ausencia de los jóvenes.

6.3 No sirve un fin utópico

La práctica de la auto-producción de la comida, el reencontrado contacto con la tierra y la naturaleza, la continua experimentación de prácticas innovadoras hacen que el huerto sea satisfactorio en sí. No existe la insatisfacción que hemos encontrado en los GAS, ni entonces la frustración por no haber alcanzado objetivos políticos de valor.

La ausencia de fines de nivel superior genera personas más satisfechas, y entonces más disponibles al apoyo mutuo.

6.4 Afiliación fuerte

Resulta difícil no percibir un huerto como algo propio después de haber trabajado horas y horas a contacto con otras personas. Resulta difícil ya que pasar mucho tiempo juntos favorece la identificación con un proyecto. Por esto es improbable que steinerianos, zeitgeistianos, putinianos logren adueñarse de una sana interacción basada en el trabajo y en el gozo de sus frutos.

Sin embargo, el aspecto que pueda ser más relevante de la afiliación a los huertos es el naturalista. En los GAS, hemos visto, el factor ambiental es fuerte, pero se queda en segundo plano. El huerto, en cambio, es una práctica sana, al aire libre, que implica también una motivación grande en el cuidado y en la tutela del territorio.

Algunos huertos urbanos nacen antes que nada como respuesta a la degradación y al abandono de terrenos cultivables, a menudo como primer paso a la especulación inmobiliaria. En Verona, por ejemplo, el FAI (Fondo Ambiente Italiano), para contrarrestar una especulación al interior del Parque del Adige, ha pedido la colaboración de un huero colectivo cercano.

El objetivo del FAI y de los hortelanos es transformar en modo eco-compatible una zona dejada culpablemente abandonada por las instituciones de la ciudad de Verona y, por este motivo, en el blanco de maniobras especulativas. La intervención del huerto colectivo permitirá alejar de aquel territorio, muy querido por los habitantes, la palabra 'degradación', utilizada como odioso pretexto para un imaginativo y devastador proyecto inmobiliario.

6.5 Relaciones siempre virtuosas

Para los miembros más superficiales es fácil confundir un GAS con una tienda, ya que el acto de la compra de los productos es percibido por muchos como exculpatorio y suficiente. Es verdad que muchos se participan como voluntarios, pero muchos hacen reflexiones de este estilo: “se sabe, nadie hace nada por nada, y quizás cuales chanchullos tendrán estos voluntarios con los proveedores. Además están jubilados, participan porqué no tienen nada mejor que hacer, no como yo que trabajo.”

En el huerto colectivo, en cambio, los gastos son mínimos y sirven para pagar semillas y herramientas. Por eso coger verdura sin haber trabajado equivale más o menos a un robo: por esta razón los que suelen aprovecharse, muy temidos al momento de constituir cada huerto, hasta el momento nunca ha pasado a ser un problema.

Claro, existen diferencias entre los que tienen más tiempo y los que no lo tienen, o entre los que tienen más competencias y los que trabajan en un banco. Sin embargo, estas diferencias se ha quedado siempre, hasta el momento y de sobra, al interior de la tolerabilidad.

Las maniobras de instrumentalización, de las que se habló en el punto 3.3, luego, es mucho más complicado que se presenten: son muy pocos los que habría que instrumentalizar, y sería necesario demasiado trabajo para esta tarea. Mejor buscar grupos menos cansadores.

6.6 Profesionales y emprendedores humildes

A menos que uno sea agricultor, es difícil que existan horticultores que crean tener competencias superiores desarrolladas en otros sectores. De esta forma, diseñadores gráficos, abogados, publicistas, científicos, contables, etc., mantienen una actitud más humilde, y las relaciones se mantienen sin contrastes y sanas.

6.7 Ningún problema relacionado con la dimensión

El tamaño del campo constituye el limite: si es pequeño, dará de comer a pocas personas, si es grande, habrá mucho trabajo y hará que ser muchos. El huerto colectivo no implica números ideales ni tiende a desviar hacia dimensiones sin sentido.

6.8 Reacción anti-cíclica

Al contrario de los GAS, donde la perdida o la reducción de la renta perjudican la participación del núcleo familiar interesado, la participación a los huertos se ve estimulada, y no al revés, por la crisis. Con más tiempo a disposición, una renta integradora, no monetaria, a veces muy consistente, fes un factor de fuerza de estas prácticas. Así no hay que temer que una crisis económica bloquee el desarrollo.

6.9 Edad y censo: sin limites a las ganas de cambio

Hablando de los GAS nos preguntábamos donde estaban los jóvenes. La respuesta es que, probablemente, estaban cultivando huertos. Para cultivar un huerto no es necesario tener rentas altas. Más bien, quien tiene más tiempo libre, por desempleado o subempleado, pueda dar mayor aportación. Y esta es, desgraciadamente, la condición mayoritaria de los jóvenes en este periodo.

Horticultores pertenecientes a todas las clases sociales, y finalmente abundan los jóvenes. Y esto está bien, ya que esta práctica necesita también de futuro.


Bibliografía

Bonaiuti Mauro (a cura di), (2005) - “Obiettivo decrescita”, EMI

Gesualdi Franco, (2005)”Sobrietà”, Feltrinelli

Kennedy Margrit, (2006) -”La moneta libera da inflazione ed interesse”, Arianna

Saroldi Andrea, (2003) “Costruire economie solidali” - EMI

Shiva Vandana, (2009) - “Ritorno alla terra”, Fazi

Tavolo RES Italia (a cura di), (2010) “Il capitale delle relazioni” - AltraEconomia


[1] Grillo Beppe (2011) “Tutte le battaglie di Beppe Grillo” - TEA (collana Saggistica TEA)

[2] Beppe Grillo es el fundador y la cabeza de uno de los principales movimientos políticos italianos, el Movimento 5 stelle. En las últimas elecciones obtuvo el 23% de los votos.

[3] Centro Nuovo Modello di Sviluppo (a cura di) (2003) “Guida al consumo critico”, EMI

[4] Araceli de la Parra (2008) “GAS: Gruppi di Acquisto Solidale. Significato, storia, funzionamento e prospettive future” - http://www.genitronsviluppo.com/2008/09/10/gas-gruppi-di-acquisto-solidale-significato-storia-funzionamento-e-prospettive-future-sviluppo-sostenibile-dallagricoltura-biologica-allautosufficienza-energetica/parole di Andrea Saroldi

[5] Ibidem

[6] Bottari Michele (2012) “La bufala del signoraggio” - http://www.quarei.it/matonele/wp-content/uploads/2012/10/signoraggio2012.pdf

[7] Bottari Michele (2013) “Venditori di marcheting” - http://www.veramente.org/wp/?p=11066

[8] Nicolini Antonio (2011) “Acquisti low-cost o etici?” - http://www.quarei.it/matonele/?p=3765

[9] Bottari Michele (2011) “Gruppi di acquisto non solidale” - http://www.quarei.it/matonele/?p=2310

[10] Bottari Michele (2011) “Menzogne e scorciatoie” - http://www.quarei.it/matonele/?p=2870

[11] Bottari Michele (2012) “Crisi, il ruolo dei GAS” - http://www.quarei.it/matonele/?p=5704

[12] Nicolini Antonio (2012) “Orti collettivi in Valpolicella” - http://www.quarei.it/matonele/?p=5306

[13] Esta afirmación es verdadera si excluimos algún experimento donde un agricultor profesional gestiona una huerta y los hortelanos se auto-imponen un impuesto para pagarle un sueldo. Esta situación se sitúa en una zona de frontera entre el huerto colectivo y el GAS


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