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vol 18 • 2015

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Conciencia social, redes y nueva ciudadanía: la experiencia educativa del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil

Neusa Maria Del Ri. Profesora libre-docente III de la Universidad Estatal Paulista, facultad de Filosofía y Ciencia - Campus de Marília

Traducción: Loris Viviani

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Este articulo procede del proyecto de investigación Concepciones teórico-practicas de educación y trabajo en el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, financiado por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y vinculado al Grupo de Investigación Organizaciones y Democracia y al Programa de Postgrado en Educación de la Universidad Estatal Paulista (UNESP).

Los movimientos sociales populares (MS) tuvieron un crecimiento en el contexto político-social brasileño entre el final de la década de los '70 y el inicio de los '80, aglutinados, sobretodo, en la lucha en contra del régimen dictatorial implantado por el golpe militar de 1964. En los años '80 los MS demostraron una gran capacidad creativa, organizativa y movilizadora y fueron responsables de importantes conquistas que contribuyeron a la caída de la dictadura militar y garantizaron mejoras en la calidad de vida y del trabajo de amplios sectores sociales. Además, contribuyeron en la afirmación de los derechos sociales en la Constitución Brasileña promulgada en 1988, para el ejercicio de la ciudadanía y la construcción de las identidades colectivas de sectores y grupos históricamente discriminados y oprimidos. Más aún, los MS realizaron intervenciones en las políticas públicas, modificando o inhibiendo las seculares prácticas asistencialistas y clientelares, contribuyendo, en este modo, a poner en marcha cambios políticos y económicos en el país.

En este proceso de lucha y conquista se consolidaron muchos grupos y entidades representativas de sectores de la clase trabajadora, y también surgieron movimientos nacionales, en especial algunos que luchan para la supervivencia de partes de la población y con objetivos contra-hegemónicos. Es el caso del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) que fue formalmente fundado en 1984 y se volvió uno de los mayores movimientos sociales de América Latina.

El MST es un movimiento social que lucha por la reforma agraria en Brasil, sin embargo posee unas características que lo diferencian de la gran mayoría de los MS, y que es importante en relación a los resultados que viene obteniendo en la producción agraria y en la educación. La formación educativa propiciada por el Movimiento pretende la transmisión de conocimientos científicos y la preparación técnica para el trabajo, pero, también, el desarrollo de la conciencia social y el ejercicio de la ciudadanía activa, ambos en la perspectiva de la militancia en el MST y en la solidaridad y en la colaboración con otros MS y otros pueblos.

De esta forma, el objetivo de este texto es presentar a los lectores los principales elementos innovadores de la red educativa del MST.

Creación y organización del MST

El MST surge a partir de los conflictos para la tierra acontecidos en Sur del país. A través de las ocupaciones de las tierras realizadas entre el final de la década de los '70 y el inicio de la de los '80 se fue constituyendo la idea de la organización del MST.

Según Dal Ri (2004, p.76), “el acontecimiento que puede ser considerado como el inicio, o por lo menos como un punto de inflexión significativo en la génesis del movimiento de los sin tierra, fue la ocupación de Gleba Macali por 110 familias de colonos, en 1979, en Rio Grande do Sul”. De acuerdo con Fernandes (2000), esa ocupación inauguró el periodo de gestación del Movimiento, el cual se prolongó hasta 1984 cuando el MST fue fundado formalmente en el Primer Encuentro Nacional, realizado en Cascavel, Paraná.

Los trabajos correspondientes a la fundación del MST produjeron sur primeras directrices generales: a) luchar por la reforma agraria; b) luchar por una sociedad justa, fraterna y acabar con el capitalismo; c) integrar la categoría de los sin tierra, trabajadores rurales, arrendatarios, aparceros y pequeños propietarios; d) expandir la lucha llevándola al mayor numero posible de municipios; e) expropiar los latifundios y las tierras devueltas; f) articular el movimiento con los sindicatos y otras organizaciones que apoyaran la lucha de los sin tierra (Dal Ri, 2004, p.76).

Ya en los primeros cinco años, el MST se proyectó como una organización autónoma dotada de una propia identidad, construyó una estructura organizativa, definió una especifica forma de lucha y extendió su radio de acción por todo el país. Hoy el MST es considerado como uno de los mayores movimientos sociales en América Latina, y por medio de sus asentamientos genera trabajo, renta y un impacto considerable en los municipios.

El MST tiene dos formas básicas de organización social y de economía política, el campamento y el asentamiento. El campamento, es la forma primaria de organización y lucha del MST, ya que prepara la ocupación de la tierra o es organizado de forma inmediata después de ésta. El campamento organiza las familias, considerando la realización de las acciones, especialmente la ocupación, que conducirán a la conquista de la tierra. El campamento es una instancia de lucha, pero, también, es un medio de superviviencia y reproducción de la vida social, en la medida en que origina una comunidad que desarrolla una sociabilidad propia y que se mantiene unida, muchas veces, a los largo de varios años. La comunidad del campamento soluciona, en su carácter de transitoriedad, varios problemas elementales de la vida social, como la obtención y la gestión de los recursos necesarios a la supervivencia, la educación, la salud, entre otros.

Conquistada la tierra, se produce el asentamiento. En éste el problema de la subsistencia es mediado por la organización de la producción agraria, lo que implica inmediatamente la producción de bienes y la organización del trabajo.

El impacto de la creación de un asentamiento marca la vida de un municipio, tanto desde el punto de vista social como del económico, ya que la tierra adquiere una función social y un conjunto de familias adquiere instrumentos para su supervivencia.

Después de un periodo, la comunidad constituida construye casas, conquista la escuela y empieza a producir. La producción, en general, garantiza el abastecimiento de alimentos a los habitantes de las pequeñas ciudades y genera rentas para las familias asentadas.

Las dificultades y los problemas enfrentados por las familias son muchos, pues, en general, las tierras improductivas expropiadas no poseen infraestructura y no existen subsidios económicos para los pequeños agricultores.

La reforma agraria significa, en principio, la división de la tierra en pequeños lotes para la explotación familiar. Sin embargo, el MST, comprendiendo las dificultades y las limitación de la explotación individual de la tierra, en el contexto de una agricultura que compite en un amplio mercado dominado por el agro-negocio, se ha esforzado por la creación de formas de cooperación entre productores. Para esto, el MST creó un sistema cooperativista, cuya organización más avanzada, entre las formas de cooperación posible, es la Cooperativa de producción Agropecuaria (CPA), o sea, una cooperativa de trabajo asociado que colectiviza la tierra, trabajo y renta y está gestionada por los propios trabajadores.

Según el MST (2014a), el Movimiento está organizado en 24 estados y en las cinco regiones del país. En total son casi 400 mil familias que conquistaron la tierra a través de su lucha y de la organización de los trabajadores rurales.

También después de asentadas, las familias permanecen organizadas en el MST, “[...] pues, la conquista de la tierra es apenas el primer paso para la realización de la Reforma Agraria” (MST, 2014a, p.1).

De acuerdo con la dimensión nacional del MST, las familias acampadas y asentadas se organizan en una estructura participativa y democrática para tomar las decisiones político-económicas y de otra naturaleza. En los campamentos y asentamientos las familias se organizan en Núcleos de Base que discuten la producción, la escuela, y las necesidades de cada área, y eligen l@s coordinador@s del campamento o del asentamiento. La misma estructura se repite a nivel regional, estatal y nacional.

El máximo organismo del MST es el Congreso Nacional que se realiza cada cinco años. El VI Congreso Nacional se realizó entre el 10 y el 14 de febrero de 2014, en la ciudad de Brasilia, al que participaron 16 mil personas (MST,2014b).

En los Congresos se definen las lineas políticas del Movimiento para el periodo sucesivo y se valora el periodo anterior. Estas definiciones se sintetizan en palabras claves que se proyectan en los cinco años sucesivos. En el VI Congreso el lema orientador de las luchas y de las prácticas de trabajo y de organización fue: “Luchar, construir la Reforma Agraria Popular!” (Coordinación Nacional del MST apud Caldart; Alentejano,2014,p.173).

Además de los Congresos, Encuentros y Coordinaciones, las familias se organizan también en sectores para poner en marcha tareas especificas en los sectores de la producción, salud, genero, comunicación, educación, juventud, finanzas, derechos humanos y relaciones internacionales. Los sectores están organizados desde el nivel local hasta el nacional, de acuerdo con las necesidades y la demanda de los campamentos y de los asentamientos y Estados.

En los primeros años de vida el MST fue creando varias redes que se fortalecieron. Según nuestro juicio las redes principales constituidas por el MST son: a) Comunicación, información y formación. El Movimiento construyo varias paginas web, publica el periódico Jornal Sem Terra, la Revista dos Sem Terra, los Cadernos de Formação, mantiene dos editoras y varias radios locales, entre otras actividades. b) Cadenas de producción y de distribución de productos y de comercio justo; c) Sistema educativo que comprende desde la educación infantil hasta la enseñanza superior.

Experiencia educativa del MST

Además de la cuestión crucial de la organización y de la producción, el campamento y el asentamiento plantean otros desafíos al Movimiento. Uno de los principales es la educación de l@s niñ@s, jóvenes y adultos.

No existes datos actuales sistematizados sobre el numero exacto de las escuelas relativo a los últimos tres años. Pero, en 2010, el MST informó que había puesto en marcha 2'250 escuelas públicas en los campamentos y asentamientos, de las cuales 1'800 de educación primaria, 400 de enseñanza básica completa y 50 de enseñanza media. Según el MST (2010), 300 mil trabajadores rurales estaban estudiando, entre niñ@s y adolescentes. Más de 350 mil integrantes del MST ya se habían formado en cursos de alfabetización, enseñanza básica, media, superior y en cursos técnicos. Más de 4 mil profesores habían sido formados por el Movimiento y alrededor de 10 mil actuaban en las escuelas de los campamentos y asentamientos. Más de 100 mil sin tierra habían sido alfabetizados, entre niñ@s, jóvenes y adultos. Cada año hay aproximadamente 28 mil educandos y 2 mil profesores involucrados en procesos de alfabetización. Gracias a convenciones con las universidades públicas, trabajadores rurales del MST estudiaban en 50 de estas instituciones. Había aproximadamente 100 clases de cursos formales y más de 5 mil educandos en estas instituciones, siguiendo cursos técnicos de nivel medio, como Administración de Cooperativas, Salud Comunitaria, Magisterio y Agro-ecología y en cursos superiores, como Pedagogía de la Tierra, Letras, Licenciatura en Educación del Campo, Ciencias Agrarias, Agronomía, Veterinaria, Derecho, Geografía e Historia.

Este cuantitativo podría parecer modesto si comparado con el total del amplio sistema educativo brasileño. Sin embargo, es importante si se considera que toma impulso desde las acciones de un movimiento popular. Más allá de esto, la importancia y el interés que suscita la educación escolar en el MST trasciende su magnitud ya que una actividad educativa que se supone diferenciada en relación a la pedagogía oficial está siendo realizada por el Movimiento al interior de sus escuelas desde tres décadas

Como ocurre con otras organizaciones que divergen de la orden social capitalista, el MST percibió que la enseñanza oficial estatal no atiende las necesidades de formación de sus miembros, ya que en la sociedad de clase, la educación dominante es la educación de las clases dominantes más aún cuando la ideología pedagógica oficial se presenta en forma de conocimientos, valores y habilidades universales.

En este sentido, el MST fue construyendo una propuesta educativa propia, basada en principios filosóficos y pedagógicos y en diferentes teorías educativas.

En su propuesta educativa el MST (1999a) definió trece principios pedagógicos, entre los cuales: a) relación entre práctica y teoría; b) la realidad como base de la producción del conocimiento; c) educación para y por el trabajo; d) gestión democrática; e) auto-organización de los estudiantes.

Según la directora del Instituto de Educación Josué de Castro, una escuela de enseñanza profesional y técnica de nivel medio del MST, en una entrevista realizada en 2014, la pedagogía del Movimiento no sigue una única teoría, sino que intenta aprovechar elementos de diferentes perspectivas. Por lo que pudimos averiguar en estudios anteriores (Dal Ri, 2004; Dal Ri, Vieitez, 2008) las principales influencias educativas del MST se encuentran entre autores como Marx, Engels, Lenin y los educadores soviéticos Pistrak y Makarenko, y Paulo Freire.

Desde una critica a la escuela estatal y según sus necesidades, el MST optó por, en la medida de lo posible, crear escuelas propias y/o lograr una cierta influencia en las escuelas públicas que se sitúan en los asentamientos. Las escuelas del MST y estas escuelas públicas tomadas, se organizan para atender las características y las necesidades especificas del Movimiento, entre las cuales destacan la formación de los militantes y de los profesionales necesarios para desarrollar su programa económico en los campamentos y asentamientos.

El MST necesita que el militante tenga una formación política, en el sentido de desarrollar una conciencia critica y una ciudadanía activa. Así que, el significado de estos conceptos teórico-prácticos para el Movimiento son distintos de los promovidos por la democracia republicana burguesa (Marx, 2005; Wood, 2003).

En el MST, las influencias educativas existentes son implícitas y explícitas. Son explícitas cuando es necesario organizar y verbalizar los mensajes, lo que se da en muchas situaciones. De forma paralela, en otras situaciones, las influencias educativas se desprenden de forma espontánea de las estructuras y procesos del Movimiento.

El MST es una organización colectiva de masas que lucha para alcanzar determinados objetivos sociales. En función de estos objetivos éste promueve muchas acciones. Éstas pueden tener como objetivo especifico la vida interna de la propia organización o algunas de las esferas de la vida social, y pueden ser de orden predominantemente práctico o reflexivo. Muchas de estas acciones, en la medida en que inciden sobre los integrantes del Movimiento, alteran la percepción, los conocimientos y, en general, la conciencia que éstos tienen del mundo. De esta forma, y según una idea desarrollada por Gramsci (1976), el MST actúa también como educador colectivo.

Consideradas las diferencias, el hecho educativo que se desprende de la acción del MST y que sensibiliza sus miembros –y de forma más mediada, personas que no son parte del MST– es parecido al que se desprende de la inmersión de las personas en la sociedad. Así, podemos decir que si la educación constituye un hecho inherente a los procesos de reproducción social, la educación resultante de las vivencias en el MST también constituye un factor inherente a la reproducción de esta organización.

La ideología o la cultura que se constituye de esta forma, aunque pueda presentar contradicciones, es vital para la estructuración y la continuación de la Organización, una vez que ésta enraíza las personas en el grupo, genera cohesión e identidad.

Según Caldart (2000,p.29), estamos hablando de un proceso cultural que es parte de un proceso histórico, no solo como una simple superestructura que refleja los acontecimientos de los ámbitos de la política y de la economía, sino mucho más como aquel cimiento que va aportando cohesión.

En este sentido, el MST entiende que el propio Movimiento es el principal agente educativo para sus integrantes. “El Movimiento es nuestra grande escuela, dicen los Sin Tierra” (MST,1999b,p.5). Para el MST, la pedagogía que forma los nuevos sujetos sociales y que educa los seres humanos no cabe en una escuela. Ésta es mucho más grande y envuelve la vida como un todo, ya que ciertos procesos educativos que sustentan la identidad Sin Tierra jamás podrían realizarse al interior de una escuela.

Sin embargo, la formación política de sus militantes no es suficiente. Más allá de ésta el MST necesita que sus miembros adquieran capacitación técnica, para que se desarrollen las aptitudes para la organización colectiva de la vida social, de la producción y de otras actividades económicas y, de allí, la énfasis puesta en los cursos de nivel superior y técnico en las áreas de mayor interés de los Sin Tierra.

Destaca también la forma de la organización de las escuelas del MST, que privilegia la aplicación del trabajo en cuanto principio educativo, o sea, la unión de la enseñanza con el trabajo productivo; la auto-organización de los alumnos; la gestión democrática con la participación de toda la comunidad interna y externa a la escuela. Además de esto, el Movimiento adopta en sus escuelas (nivel medio y superior técnico) la denominada pedagogía de la alternancia compuesta por tiempo escuela y tiempo comunidad. El tiempo escuela, en general alrededor de los tres meses, es el tiempo en que los alumnos permanecen en la escuela participando en su gestión y desarrollando los estudios teóricos. En el tiempo de la comunidad los alumnos vuelven a sus campamentos o asentamientos de origen para poner en práctica los conocimientos adquiridos y para colaborar con las comunidades.

Conclusión

En los años entre el 1980 y el 1990 grandes acontecimientos marcaron la vida social de diversos países. La ideología neo liberal que surgió de la crisis de los '70 fue conquistando el escenario internacional, al mismo tiempo en que observábamos hechos como la caída del Muro de Berlín o el colapso de la URSS, el reflujo del movimiento sindical, la reducción de las luchas obreras (Silver,2003) y el declino de los partidos revolucionarios en general. En Brasil, el movimiento obrero y popular (MOP) en la confrontación con la dictadura militar contrarió la tendencia general de reflujo de los movimientos entre 1978 y 1985. Sin embargo, al final de la década de los '80 volvió el reflujo.

En este periodo, hubo un momento en que los conflictos de la sociedad moderna parecían haberse superado, y los teóricos pos-modernos proclamaban el final de la historia. No obstante, luego se volvió patente que este tipo de formulación fue un poco rápida, pues, en los años '90, sobre todo en América Latina, los conflictos sociales retornaron, aunque bajo la forma de la lucha de los movimientos sociales y no tanto en las formas clásicas que llevaban a cabo partidos y sindicatos.

El MST fue creado en en la eclipse de la dictadura militar, todavía bajo la influencia de la recuperación del MPO, iniciada en la segunda mitad de los '70, y ganó notoriedad en Brasil y a nivel internacional.

Costa (2012,p.1), aunque critico con los apologistas pos-modernos de los movimientos sociales, considera que el MST es un gran movimiento “[...] que se enfrentó con bravura a los gobiernos neo liberales, manteniendo como norte la bandera de la reforma agraria” y que “organizó un movimiento original y de masas, con una base social en todo el país, especialmente entre la población más pobre de la ciudad y del campo”.

Cuando el MST adquirió cierta expresión como movimiento social, diferentes grupos sociales proyectaron distintas visiones sobre éste. La opinión más generalizada es probablemente aquella divulgada por los grandes medios de comunicación, en consonancia con la posición de la mayoría de las élites políticas y económicas. En un extremo de la posición del segmento social de las élites, ni se concede al MST el estatuto de movimiento social, ya que le califica públicamente desde el principio como un grupo de delincuentes invasores de tierras.

Excluyendo esta posición extrema, los pronunciamientos críticos de los medios de referencia son más ponderados, aunque el MST sea siempre presentando, de manera más o menos explicita, como un grave problema social.

Desde la perspectiva del MST y de varias otras organizaciones populares del medio rural, hay un grave problema en el proyecto social de las élites económicas y políticas del país, ya que el desarrollo práctico de este proyecto, según el Encuentro Nacional Unitario de los Trabajadores y Trabajadoras y Pueblos del Campo, de las Aguas y de las Selvas (2012), provoca desplazamiento y la aniquilación de los trabajadores.

Sus consecuencias sociales y ambientales son la mancada realización de la reforma agraria, de la demarcación y el reconocimiento de los territorios indígenas y cimarrones, el aumento de la violencia, la violación de los territorios y pueblos de la selva, el debilitamiento de la agricultura familiar y campesina, la sumisión de los trabajadores y consumidores a la consumación de alimentos contaminados y la convivencia con la degradación ambiental.

La presentación esquemática de este contradictorio es suficiente para ilustrar la envergadura de la problemática social relacionada con la defensa de la reforma agraria y, por lo tanto, de la envergadura real o potencial de los sujetos sociales envueltos en la querella.

Una reforma agraria propiamente dicha no fue realizada nunca en Brasil. No obstante, las demandas presentadas por este conjunto de fuerzas sociales al Estado volvieron posibles dos inserciones en relación a la reforma agraria en la constitución, los cuales trascienden el ámbito de actuación del MST, aunque esta sea la organización más importante y de mayor visibilidad empeñada en esta lucha. Los logros conquistados se volvieron un acontecimiento importante, ya que generan un impacto económico, social y educativo apreciable en las poblaciones asentadas y en las poblaciones de los alrededores. Como consecuencia, que atesta la inequívoca relevancia de los asentamientos, varios gobiernos a nivel federal, regional y municipal han creado diversos programas de apoyo a los asentamientos, entre los cuales destacamos, a nivel federal, el Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria (Pronera) (INCRA,2010).

Además del Estado, otras organizaciones nacionales e internacionales reconocen la importancia estratégica del MST en la gestión de los asentamientos y, por lo tanto, en la gestión del empleo y la renta, así como su contribución en otros campos, sobretodo en lo ecológico y educativo. De esta forma, en el ámbito académico, varias universidades públicas brasileñas y de algún otro país ofrecen cursos en colaboración con el MST, realizan investigaciones y prestan asistencia a escuelas o cooperativas del Movimiento (MST,2010).

En este sentido, el MST es un movimiento que posee una red de relaciones que genera formación escolar y técnica, colaboraciones y asesorías, y que lucha por implementar sus propuestas en las relaciones sociales que construyó y en aquellas en las que participa como colaborador. De este modo, el interés por el MST, sea como colaborador en actividades, sea como objeto de estudio en el contexto más amplio de la sociedad, incluso porqué el Movimiento contribuyó para traer de vuelta a la vida un tema que parecía totalmente superado por el progreso, o sea, la lucha para la tierra.

El MST adquirió notoriedad por varias razones: por la audacia con la que se enfrentó a las políticas neo liberales, por sus modalidades de lucha, por su presencia en prácticamente todo el territorio nacional, por sus características de movimiento altamente organizado y, ciertamente, por los resultados que viene obteniendo en la educación y en la producción agraria. La condición de organizador de la educación y de una economía política especifica, entre otros atributos, contribuyen para provocar una curiosidad sociológica en relación hacia él, más allá de otro aspecto nada trivial. Los movimientos sociales pueden tener ideas propias elaboradas en respecto a como la sociedad debe organizar la educación y el trabajo. Un partido político ligado a los trabajadores, por ejemplo, tiene usualmente una visión propia de la educación y del trabajo y eso pasa también con varios movimientos sociales.

Sin embargo, es raro que organizaciones populares pongan en práctica sus ideas respecto a estos temas. En consecuencia, en este ámbito, el MST representa una condición impar. Las acciones puestas en marcha por éste en el transcurso de tres décadas de lucha por la reforma agraria le han permitido construir una especie de economía política que abarca muchas miles de familias acampadas o ya asentadas. Y, de forma concomitante, la constitución de esta economía, el MST puede también construir una red de escuelas propias o bajo su influencia.


Referencias

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