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Pensando Freire: contexto y política

Pensando Freire: contexto y política

marina aparicio barberán

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Entonces, la cuestión de la Escuela no es tanto la de preguntar: si un contenido nuevo va a cambiar las cosas, sino que hay que hacer una reformulación desde el comienzo. Pero toda esta reformulación, que te demanda un origen, encuentra que el punto de partida está en el poder. Si tú no tienes poder, tú no haces esto en el ámbito de tu casa.

Paulo Freire [1]

En el modelo liberal, el tiempo siempre es dinero; nosotras planteamos que el tiempo es vida. (...) Entendimos que estábamos colonizadas por la lógica neoliberal de empleo del tiempo y por la ficción patriarcal de la disponibilidad total y de la ausencia de otras responsabilidades. Reinventar las instituciones pasa, por lo tanto, por reinventar las lógicas que nos mueven a quienes formamos parte de ellas.

Laura Gómez Hernández [2]

Estamos viviendo una época en la que los fundamentos de gobierno y el mismo concepto –y también las prácticas- de la democracia liberal están en crisis, una época donde la distancia entre política y sociedad se ha ido acotando como consecuencia del crecimiento de esta distancia –y también de la desconfianza- entre representantes y representados, entre representantes y sociedad; una desconexión que ha dado paso al cuestionamiento de la delegación de poder que la ciudadanía hace cada cuatro años, y que ya no está dispuesta a ceder de la misma manera como hemos podido observar reflejado a los diferentes movimientos ciudadanos específicos y/o generales como por ejemplo el 15M o movimiento de los indignados, el movimiento Occupy, el 15O–con movilizaciones en 1051 ciudades de 90 países-, la Primavera Valenciana–a lo largo del mes de febrero de 2012-, etc. Y que sobretodo suscita también una nueva mirada, práctica-teórica, hacia la educación y la formación.

Es en este contexto, o en este cambio de época, en el que cambia el paradigma en el que hemos estado inmersos, en que se crea-nace el concepto de nueva política contraponiéndolo al de vieja política, y poniendo –y dándole-, al mismo tiempo, de relevancia la necesidad de contextualizar las acciones políticas totalmente descontextualizadas que estaban y están poniéndose en práctica desde los gobiernos por parte de los y las representantes –más interesados en beneficiar a un pequeño 2% de la población y no al 98% restante-; poniendo de relevancia la necesidad de nuevas formas de hacer y entender la vida y la política, de relacionarse con las instituciones y las instituciones con la ciudadanía, de enlazar lo político con lo cuotidiano, día a día, unos vínculos, conexiones y relaciones que requieren también de acciones de resistencia y de transición en las que la vertiente educativo-formativa vuelve a ser fundamental. Paulo Freire –con su discurso, su coherencia y sus formas de ser, estar y hacer- continua siendo un gran referente y sus palabras, pensamientos y prácticas son de rabiosa actualidad, por ejemplo per retomar y asumir: (1) la urgencia de poner las personas y sus relaciones en el centro de las acciones políticas y sociales –en común y en comunidad- para poder recuperar la autonomía de unas persones y de unas sociedades libres, democráticas y críticas, (2) la urgencia de la democratización de la vida ante la democracia de baja intensidad existente en la actualidad, (3) el deseo y la esperanza de superar las relaciones de oprimido-opresor y, por tanto, la necesidad-interés de superar las relaciones de desigualdad y exclusión económica y ecológica, sexual-género, social y cultural... (4) la urgencia de superar el discurso, así como las prácticas, ambas conservadoras que todo lo invaden intentando desalojar las esperanzas y las utopías y las ilusiones –pero la pedagogía de la esperanza re-encontrándose con la pedagogía del oprimido en un círculo casi perfecto nos puede servir de apoyo, con otras aportaciones feministas, obreristas, comunes..., en este tiempo de cambio de época.

Ahora, parece que estamos caminando, aunque muy poco a poco y muy lentamente, hacia ese proceso de concientización, mediante el diálogo y la interrogación continuada y entre iguales, que ha de llevarnos a la construcción de un proceso de liberación, para así poder des-aprender las dinámicas, procedimientos, estilos... que todos y todas tenemos interiorizados –la larga y oscura sombra del opresor, del neoliberal de base...- como consecuencia, por una parte, de nuestra socialización en una sociedad neoliberal, consumista y de competición continuada y, por otra, de la educación bancaria y adiestradora que hemos recibido basada en una reproducción continuada del pensamiento y la cultura neoliberal –con contenidos concretos, fijos, individualizadores y sumisos, etc.- que ha intentado e intenta eliminar la curiosidad, la capacidad crítica, el cuestionamiento continuo e innato del que disponemos los seres humanos...

Un proceso de concientización que nos posibilita y nos posibilitará caminar hacia una sociedad más democrática, flexible, abierta, común... donde poder superar la sectarización a la que estamos sometidos y poder devenir pueblo, hombres, mujeres, niños, niñas... pensantes, y no oprimidos, libres y con esperanza. Un proceso complejo, continuo, largo y complejo como consecuencia (1) de nuestro posicionamiento neutral, transparente y apolítico –y al mismo tiempo ficticio- ante situaciones concretas, es decir, no estamos acostumbrados a ponernos en lugar y en juego y optamos, la mayor parte de las ocasiones, por ponernos de “perfil o de lado” sin involucrarnos, deviniendo solo meros espectadores y no protagonistas de las nuestras vidas y las realidades que nos rodean; (2) una posición –que pensamos como indeterminada, pero que en realidad no lo es- que es consecuencia de la educación recibida donde está ausente una pedagogía dialógica y crítica, libre y democrática, etc. y el entendimiento del aprendizaje como un proceso ligado a conceptos como el de poder, política, historia y contexto que promueva una relación, un compromiso con las formas y las acciones educativas, centrándose en el auto-fortalecimiento de los seres humanos que participen en la transformación política, ética y educativa de los mundos que habitan; y (3) de la longitud de los tentáculos de lo establecido y de aquellas personas que no quieren que cambie nada o de aquellas personas que cambian alguna cosa –simulando una situación irreal- para que no cambie nada.

El contexto que está construyéndose en : Brasil, Grecia, Egipto, Islandia, Perú, etc. (http://politica.elpais.com/politica/2011/10/10/actualidad/1318247674_765656.html ), y en el Estado español es idóneo para trabajar en esta línea, el cuestionamiento de las realidades está al orden del día, esa lógica de la sospecha y de lucha esperanzada de la que ya nos hablaba Paulo Freire la observamos continuamente... En definitiva, esa semilla –de cuestionamiento, de crítica, de curiosidad, de ilusión, de esperanza, de ganas de hacer, de querer mejorar, de necesidad de respuestas a preguntas muy concretas, de inteligencia singular y común...- está sembrada, ahora hemos de cuidarla, amorosamente, para que con el tiempo vaya haciéndose grande, se establezca, tenga continuidad...; y parece que esta dicotomía de vieja y nueva política, y consecuentemente, de viejos y nuevos partidos políticospodría’ ser el inicio del camino, principalmente es una forma de poner sobre la mesa cuáles son las diferencias entre las viejas y las nuevas formas de ser-estar y hacer, y de hacer patentes esas diferencias en las prácticas diarias, actuando y trabajando por y con las personas, desarrollando acciones amables, construyendo comunidad, construyendo sinergias y vínculos... este es el reto que estas nuevas formaciones políticas tienen ante ellas, utilizar el diálogo como base de sus acciones políticas, sociales, económicas...; unas acciones que han de estar pensadas para y con las personas, haciéndolas partícipes y protagonistas de las actuaciones, estableciendo mecanismos participativos reales –construyendo de esta manera, entre todos y todas, una ciudadanía activa y participativa, involucrada en las decisiones y acciones de gobierno-; unos mecanismos participativos y democráticos, emancipadores y liberadores, que consecuentemente promovieran y desarrollaran la autonomía y la libertad de las mujeres y de los hombres.

Como podemos observar está todo por hacer, y todo es posible, sólo es necesario ponerse a trabajar, entre todos y todas, codo con codo, para construir colaborativamente y conjuntamente nuevos procesos, nuevas formas de hacer, nuevas formas de entender el mundo, nuevas formas de entender la vida, nuevas formas de estar y leer el mundo, nuevos escenarios que no sean tan hostiles y violentos... Y en este camino, en este proceso, sólo podemos encontrarnos un problema, que no es nimio, y es que esta nueva política, estas nuevas formaciones, envejezcan más rápidamente de lo que nos gustaría a algunos y algunas, más todavía en esta sociedad de inmediatez conceptual y ficticia en la que vivimos. Un envejecimiento que desgraciadamente y posiblemente nos situaría en un escenario mucho menos alentador, y es que todos y todas sabemos como de difícil es el nacimiento de nuevas relaciones dialógicas y de confianza o como de fácil es la desaparición de esa esperanza e ilusión compartida que consigue animar y unir a las personas para construir nuevas realidades como las que Paulo Freire imaginaba y, como en una perspectiva-dinámica similar, Marina Garcés señala, “pensar es aprender a pensar (...) Pensar es aprender a pensar porqué pensar es volver a pensar.” [3] Y, nosotros podríamos añadir, por ejemplo: educar es aprender a educar porqué educar es volver a educar –a sí mismo, a las otras y, al mismo tiempo, dejarse educar por las otras...-; luchar es aprender a luchar porqué luchar es volver a luchar... amorosamente y esperanzadamente, cada día en el cuotidiano político, ético y educativo, reconstruyendo y rehaciendo los contextos con los textos que singularmente y colectivamente somos capaces, las mujeres y los hombres, de poner en pie.


[1] La dimensión política de la educación. Paulo Freire. Editorial CEDECO, Quito; 1985 (Colección Cuadernos Pedagógicos nº8); p. 10.

[2] ‘Sostenibilidad y política para la vida cotidiana’. Laura Gómez Hernández, en: Hacia nuevas instituciones democráticas. Fundación de los comunes (ed). Editorial Traficantes de Sueños, Madrid; 2016; p. 133/158.

[3] Filosofía inacabada. Editorial Galaxia Gutenberg, Barcelona; 2015; p.75.


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