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vol 5 • 2009

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Rizoma freireano 5. Movimientos sociales urbanos y procesos de aprendizaje

Rizoma freireano 5. Movimientos sociales urbanos y procesos de aprendizaje

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Aprendiendo ciudadanía transformativa

Aunque proceden de contextos distintos, los artículos de este monográfico tienen en común el interés por el trabajo con grupos comunitarios. Tienen por objetivo compartir conocimientos con potencial suficiente para provocar la acción transformativa en áreas urbanas. La iniciativa de RIZOMA FREIREANO de dedicar un número a las iniciativas de los movimientos sociales urbanos y a sus prácticas de aprendizaje mientras sus redes mundiales se preparan para la Asamblea Mundial de habitantes (la Declaración de Madrid) que previsiblemente tendrá lugar en Dakar (Senegal) en enero de 2011, es muy oportuna. El proceso que conduce a la Asamblea Mundial de habitantes cuenta con el soporte de más de 350 organizaciones de más de 40 países de todos los continentes, vinculadas a la Carta de los Principios del FSM* y a la Carta de San Salvador, así como a la Asamblea Mundial de Habitantes (México, octubre de 2000) y a la Asamblea Mundial de Ciudadanos por la Solidaridad y la Responsabilidad Mundial (Lille, Francia, octubre de 2001). Un tema crucial en un proceso como este es el de cómo narrar, como registrar y cómo poner al alcance, localmente y globalmente, las prácticas transformativas de los movimientos urbanos. Tal como muestran los artículos de este número, estas narrativas son también una forma de impactar en el proceso de toma de decisiones y en las elecciones que conducen a las acciones transformativas, además de impactar también en las fuentes de legitimidad y en las consecuencias que se derivan de dichas elecciones. Ayudan a los lectores a entender las formas de operar de los movimientos urbanos y las maneras que tienen los grupos minoritarios de poder mejorar sus acciones integrando en sus prácticas estas fuentes de conocimiento generadas en otras experiencias.

Estas prácticas van más allá del simple concepto legal de ciudadanía. Exigen una noción de ciudadanía multidimensional, dinámica, contextual y contestada.

Su multidimensionalidad incluye el énfasis en el estatus legal y en la dimension del “ser miembro”; la identidad y la cuestión de la pertenencia; las actitudes cívicas, los valores y los comportamientos; y la misma dimensión de la acción que se refleja en el compromiso, el apoyo y la práctica.

Tal y como muestran estos artículos, las cuestiones y los significados dominantes relacionados con la noción de ciudadanía cambian a lo largo del tiempo y en función de las características locales, por eso se le asigna un concepto altamente dinámico y contextual que desemboca en una gran diversidad de reivindicaciones y demandas.

Y desde las perspectivas de los movimientos sociales urbanos se mantiene probablemente como una noción contestada, ya que todos ellos formulan y exponen opiniones y reacciones diversas en relación a la legitimidad de las demandas que efectúan los distintos grupos de ciudadanos.

Más en concreto, estos artículos formulan la cuestión de qué tipo de conocimiento factual y procedimental se necesita para favorecer la participación efectiva en la toma de decisiones y en procesos políticos más amplios, incluyendo las maneras de influir en los mecanismos políticos reales y en los mecanismos para influir en los que toman las decisiones (Shugurensky, 2002).

Dos de los artículos están directamente relacionados con las actividades internacionales de la Universidad Popular Urbana (UPU) de la Alianza Internacional de Habitantes. En “Producción de conocimientos, ¿como praxis de lucha política y social?”, Reynals, Crudi y Surian presentan la UPU a los lectores y exponen los principios y resultados principales de la metodología de “coproducción de conocimiento”, basada en las narrativas personales y colectivas, y desarrollada en la universidad de Buenos Aires en colaboración con grupos comunitarios, tal como se reclamó en las dos primeras Reuniones Internacionales de la UPU, “Construyendo la Universidad Popular Urbana en América Latina” en Buenos Aires (Argentina), en mayo de 2006, y en Santo Domingo (República Dominicana), en abril de 2007. El artículo de Stefano Collizzolli hace referencia a este último encuentro y trata algunas cuestiones metodológicas relacionadas con el proyecto de vídeo participativo, centrándose en el proceso de producción de vídeos apoyado por la UPU, que tuvo lugar en Santo Domingo. Es un ejemplo de la metodología del vídeo participativo desarrollada por ZaLab en diversas actividades internacionales a lo largo de los últimos años. El vídeo que se puede visionar en este número es un ejemplo de las actividades de vídeo participativo descritas en dicho artículo.

Desde una perspectiva freireana, las actividades mencionadas anteriormente se podrían situar en el marco de la Educación Popular. Este punto de visto queda explícito en el artículo de Jade Percassi, “Educación Popular y Movimientos Populares: emancipación y cambio de cultura política a través de la participación y la autogestión”, escrito en colaboración con el Centro de Estudo, Pesquisa e Açao em Educaçao Popular de la universidad de Sao Paulo (Brasil). El artículo destaca la falta de literatura específica sobre movimientos sociales y educación popular.

Tanto esta dimensión como la cuestión de la dimensión “rural” en las prácticas de las comunidades urbanas son tratadas por Dave Richards en “Empujando las fronteras”. El artículo cambia el énfasis de este número en América Latina para acercarlo tanto a su dimensión global como a la comunidad local de Redding (Reina Unido), y comparte los resultados de proyectos como “From the margins to the Mainstream: making the global dimension sustainable”, que intenta ir más allá de las aportaciones intensivas dentro de una pequeña red de escuelas para dar la mano a los políticos locales y estimularles a comprometerse con la responsabilidad de incorporar y favorecer la ciudadanía global y la dimensión global en susa circunscripciones, y a cambiar las prácticas de escuelas y profesorado; o “Growing our futures”: un tejado verde que contó con la participación de Paul Barney, un diseñador permacultor local, para diseñar asentamientos humanos sostenibles a través de la ecología y el diseño.

Una característica clave de las prácticas descritas en estos artículos es su intento de ser actividades “horizontales”, es decir, no jerárquicas. Estos grupos han elegido trabajar de forma participativa y teniendo en cuenta la sostenibilidad de la comunidad a largo plazo. Demuestran que son conscientes de que esta sostenibilidad depende del desarrollo del capital humano y social, y que implica un examen sobre la propia situación de partida y la toma en consideración de iniciativas de base, reconociendo que todas las personas, más allá de su cultura formal y de su condición social, tienen un conocimiento remarcable de lo que les rodea y son perfectamente capaces de analizar y evaluar su situación.


Bibliografía

Schugurensky, D. (2002), “Transformative learning and transformative politics”, in O’Sullivan E., Morrell A., O’Connor M.A., (eds.), “Expanding the Boundaries of Transformative Learning”, pp. 59-76, New York.


* La Carta de Principios del Foro Social Mundial se redactó el año 2001, inmediatamente después del primer FSM. Consta de 14 principios, que fueron adoptados en Sao Paulo el 9 de abril de 2001 por las organizaciones que componen el Comité Organizador del Foro Social Mundial, i que posteriormente fueron aprobados con modificaciones por el Consejo Internacional del Foro Social Mundial de 10 de junio de 2003:

  1. El Foro Social Mundial es un espacio abierto de encuentro para el pensamiento reflexivo, el debate democrático de ideas, la formulación de propuestas, el libre intercambio de experiencias y la interconexión para la acción efectiva, integrado por grupos y movimientos de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y a la dominación del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo, y que están comprometidos en la construcción de una sociedad planetaria que trabaje por unas relaciones fructíferas entre la Humanidad y entre ésta y la Tierra.

  2. El Foro Social Mundial de Porto Alegre fue un acontecimiento localizado en el tiempo y en el espacio. Desde ahora, con la seguridad proclamada en Porto Alegre de que “otro mundo es posible”, se ha convertido en un proceso permanente de búsqueda y construcción de alternativas que no se puede reducir a los acontecimientos que lo apoyan.

  3. El Foro Social Mundial es un proceso mundial. Todos los encuentros que se realicen como parte de este proceso tienen una dimensión internacional.

  4. Las alternativas acordadas en el Foro Social Mundial se oponen al proceso de globalización tutelado por las grandes corporaciones mundiales y por los gobiernos y las instituciones internacionales al servicio de los intereses de estas corporaciones, con la complicidad de los gobiernos nacionales. Están diseñadas para asegurar que la globalización en la solidaridad prevalecerá como una nueva etapa en la historia mundial. Esta globalización en la solidaridad respetará los derechos humanos universales, y todos los derechos de los ciudadanos –hombres y mujeres- de todas las naciones, y del medio ambiente, y descansará en sistemas internacionales democráticos e instituciones al servicio de la justicia social, la igualdad y la soberanía de los pueblos.

  5. El Foro Social Mundial reúne y vincula sólo a organizaciones y movimientos de la sociedad civil de todos los países del mundo, pero no intenta ser un cuerpo representativo de la sociedad civil mundial.

  6. En las reuniones del oro Social Mundial no se delibera en representación del Foro Social Mundial como cuerpo. Nadie, pues, será autorizado a expresar, en representación de cualquiera de las ediciones del Foro, posiciones que pretendan ser las de todos los participantes. A los participante en el Foro no se les exigirá que tomen decisiones como cuerpo, mediante el voto o por aclamación, sobre declaraciones o propuestas para la acción que les impliquen a todos, o a la mayoría, y que tengan la intención de ser entendidas como posiciones establecidas por el Foro como cuerpo. Así pues, no es un campo de disputa de poder entre los participantes en las reuniones, ni tampoco intenta constituir la única opción de interrelación y acción entre las organizaciones y los movimientos que participan en él.

  7. No obstante, las organizaciones o grupos de organizaciones que participan en las reuniones del Foro deben tener asegurado el derecho, durante estas reuniones, a deliberar sobre las declaraciones o las acciones sobre las que vayan a tomarse decisiones, ya sea de forma individual o en coordinación con otros participantes. El Foro Social Mundial se compromete a difundir ampliamente estas decisiones en los términos acordados, sin direccionarlas, jerarquizarlas, censurarlas o restringirlas, sino presentándolas como deliberaciones de las organizaciones o grupos de organizaciones que tomaron estas decisiones.

  8. El Foro Social Mundial es un contexto plural, diversificado, no confesional, no gubernamental y no asociado a ningún partido político que, de forma descentralizada, vincula a organizaciones y movimientos comprometidos con la acción concreta desde el nivel local hasta el nivel internacional para construir otro mundo.

  9. El Foro Social Mundial será siempre un foro abierto al pluralismo y a la diversidad de actividades y formas de compromiso de las organizaciones y movimientos que decidan participar en él, así como también a la diversidad de géneros, etnicidades, culturas, generaciones y capacidades físicas, siempre que acaten esta Carta de Principios. Ni las representaciones de partidos políticos, ni las organizaciones militares pueden participar en el Foro. Los líderes gubernamentales y los miembros de las asambleas legislativas que acepten los compromisos de esta Carta pueden ser invitados a participar en él a título personal.

  10. 1El Foro Social Mundial se opone a todas las visiones totalitarias y reduccionistas de la economía, del desarrollo y de la historia y al uso de la violencia como medio de control social del Estado. Defiende el respeto por los Derechos Humanos, las prácticas de democracia auténtica, la democracia participativa, las relaciones pacíficas, en igualdad y solidaridad, entre personas, etnias, géneros y pueblos, y condena cualquier forma de dominación y cualquier forma de dominación de una persona sobre otra.

  11. Como foro de debate, el Foro Social Mundial es un movimiento de ideas que promueve la reflexión y la circulación transparente de los resultados de esta reflexión sobre los mecanismos y los instrumentos de dominación del capital, sobre los medios y las acciones de resistencia y superación de esta dominación, y sobre las alternativas propuestas para resolver los problemas de exclusión y de desigualdad social que el proceso de la globalización capitalista, con sus dimensiones racistas, sexistas y destructoras del medio ambiente, está creando tanto internacionalmente como en cada uno de los países.

  12. Como marco para el intercambio de experiencias, el Foro Social Mundial promueve la comprensión y el reconocimiento mutuo entre todas las organizaciones y movimientos participantes, y otorga un valor especial al intercambio entre ellos, especialmente en todo aquello que la sociedad está construyendo a propósito de la actividad económica y de la acción política para determinar las necesidades de las personas y respetar la naturaleza, tanto ahora, en el presente, como para las generaciones futuras.

  13. Como contexto para las interrelaciones, el Foro Social Mundial pretende fortalecer y crear nuevos vínculos nacionales e internacionales entre organizaciones y movimientos sociales que –tanto en la vida pública como en la privada- aumenten la capacidad de resistencia social no violenta al proceso de deshumanización que sufre el mundo y a la violencia del Estado, y dará más fuerza a las medidas humanizadoras puestas en práctica por estos movimientos y organizaciones.

  14. El Foro Social Mundial es un proceso que estimula a las organizaciones y a los movimientos participantes a situar sus acciones desde el nivel local al nivel nacional, y a favorecer la participación activa en contextos internacionales, como el asunto de ciudadanía planetaria que es, y a introducir en la agenda global las prácticas de cambio inducidas que se estén experimentando en la construcción de un mundo nuevo en la solidaridad.


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